
Te han cerrado la puerta de tu comercio, de tu bar, de tu estudio de yoga… Los sentimientos de impotencia y otros muchos se suceden… normal. Es mucho el esfuerzo que se siente perdido, y la preocupación por un futuro sostenible o ya presente.
Comprendo y conozco estos lógicos sentimientos, pero invito a la reflexión y la esperanza a través de esta frase de Tagore. Nada aparece en nuestra vida que no traiga consigo nuevas oportunidades. Toda experiencia que vivimos, por oscura o dolorosa que pueda parecernos precede a una nueva oportunidad, al igual que la noche precede al día.
Deseo de todo corazón que podamos volver a abrir esa puerta que cerramos, pero habiendo abierto al menos otra antes, esa que solo podremos abrir si estamos atentos, abiertos a la vida, a la experiencia, a lo nuevo, a seguir aprendiendo, abiertos a la esperanza, comprendiendo que la vida es cambio constante al que es inútil resistirse… y así abriremos de nuevo, esa puerta u otra, con una visión aún más acertada, con cambios que se necesitan, con reajustes personales… más crecidos, y espero que, unidos.
Incluso en los casos más desesperados, aquellos que saben que esa puerta de sus sueños queda cerrada, invito a reflexionar. Esa puerta se habrá cerrado para siempre, pero no te encierres en la prisión de una mente desesperanzada, mira las puertas que a partir de ahora la vida te pone por delante. Aunque a priori sean duras, es una experiencia única que tienes que vivir por alguna razón que aún desconoces. Traspasa esa noche oscura tuya propia pero sabiendo que el amanecer siempre llega y con él nuevos regalos. Tus ojos se volverán a abrir y la ilusión llegará de nuevo. Así es la vida, cambio, aprendizaje, crecimiento, sabiduría… Resistirse a ello es sufrir, abrirse a ello es vivir.